Por José María Castañeda
Decenas de simpatizantes de la senadora priísta Margarita Flores Sánchez, se hacen las cruces al no tener información de la rubicunda legisladora, que de la noche a la mañana desapareció de la escena política, dándole paso a las aspiraciones de los también aspirantes a la gubernatura del estado Nayarita, Manuel Cota Jiménez y Raúl Mejía González.
Conjeturas hay muchas y variadas, luego que unos aseguran que salió mal con el gobernador Roberto Sandoval, y que este decidió ya no apoyarla, luego que le recriminara el que Cota Jiménez, al igual que Mejía González, habían hecho reuniones cada uno con 300 mujeres priístas y que ella –Margarita-, siendo mujer no haya podido agrupar a las 300 mujeres como sus antagonistas, por lo que decidió el gobernador retirarle el apoyo del que antes gozaba, junto con toda la maquinaría priísta. Y es que al reportero de esta editorial nadie se lo platicó, sino que lo ví y escuche, cuando el presidente del PRI, en el mes de enero, en una finca que se ubica salida al poblado de Paredones o entrada a Santiago, según sea el caso, arengaba a grupos de Copades, diciéndoles que era el momento de cerrar filas en torno a Margarita Flores, aún que ahora el chaparrito bigotón del estado de Guanajuato diga que él y Manuel Cota han sido soldados de mil batallas -¡Caray como cambia la mentalidad de algunos!-
Pero retomando el tema, sería saludable que la senadora Margarita Flores volviera a Santiago, para decir que fue lo que sucede con su precampaña, o si de plano ya decidió negociar su presumible campaña a la gubernatura por una candidatura a presidente municipal, luego que podría ser la buena para Santiago, aún que esto les provoque escozor a más de alguna (o) que ya se sienten candidatos apoyados en la amistad que dicen tener con el mandatario estatal.
Por lo que a manera de rúbrica, aquí en Santiago había una mujer a la que el cantautor Napoleón llamó Pajarillo en una de sus gustadas canciones a la que le gritaban sus clientes: ¿A qué horas sales Senorina?; y aquí podemos aplicarla a la legisladora diciendo: ¿A qué horas sales Margarita? Digo, para que nos aclare la duda, ¿continuará en campaña, o habrá calmado sus ansias de novillera?