Por Oscar Verdín Camacho
La petición de miles y miles y que va en aumento para que sean disminuidos los recursos a los partidos políticos y, en su lugar, el dinero se destine para apoyar a los damnificados por los temblores, confirma el hartazgo contra la llamada clase política en el país.
Cada vez se percibe una mayor desconfianza en los partidos y muchos de sus líderes o quienes llegan a altos cargos, por los actos de corrupción en que incurren.
Por ello es que inmediatamente cobró fuerza a través de redes sociales la exigencia para que sea retirada una importante suma destinada a los partidos, a fin de encauzarla a quienes perdieron sus casas y, más lamentablemente aún, a familiares.
Ello aligeraría la carga que está enfrentando el Gobierno Federal, apoyado por donaciones civiles o la ayuda internacional.
Pero también serviría para que los partidos realicen campañas sin derroche de recursos, priorizando la propuesta y el acercamiento con los ciudadanos, ya no el gasto sin ton ni son.
Por lo pronto, frente a la petición, las organizaciones políticas enfrentan una situación singular, puesto que podrían ser objeto de un repudio mayor si se apartan de esa solicitud general.
 
                     
                         
                    